El efecto afterburn es un concepto que empieza a estar muy de moda en el mundo del deporte, especialmente en aquellos que se están iniciando para mejorar su condición física. Pero, ¿sabemos en qué consiste exactamente ese fenómeno? Eso es precisamente lo que abordaremos en la siguientes líneas, hablando de su principal beneficio y de algunas rutinas de entrenamiento que podrían favorecer su aparición.
Qué es el efecto afterburn
Afterburn es la forma coloquial de referirnos al EPOC (Excess Post-Exercise Oxygen Consumption, es decir, Exceso de Consumo de Oxígeno tras el Ejercicio). Aunque todavía no se ha investigado lo suficiente y no hay consenso sobre sus efectos, algunos expertos sostienen que la quema de calorías (energía) continúa durante los momentos inmediatamente posteriores a la práctica de ejercicio, especialmente si este ha sido de alta intensidad.
Y esto se debe a que nuestro metabolismo continúa consumiendo una gran cantidad de oxígeno para compensar el esfuerzo, hasta alcanzar una adecuada situación de reposo. Cuánta energía se quema y durante cuánto tiempo son detalles en los que no existe unanimidad y sobre lo que se está investigando en la actualidad.
Beneficios del afterburn
Para ser más precisos, deberíamos hablar del ‘gran beneficio’ (en singular) del afterburn. Y ese no es otro que el adelgazamiento. Por ello, este fenómeno atrae la atención de quienes empiezan a practicar deporte con la intención de perder peso.
Esto lleva asociado otra ventaja con relación a la alimentación. Es lo que se ha dado en llamar la ‘ventana metabólica’: dado que en los momentos posteriores al ejercicio hay una mayor inercia en la quema de grasas, se puede decir que entramos en un periodo ‘comodín’, en el que sencillamente se engorda menos o no se engorda, incluso si la ración de comida es mayor de la habitual o con un componente calórico superior.
En cualquier caso, conviene no cometer excesos de alimentación tras el ejercicio para evitar eventuales trastornos metabólicos. Para una dieta adecuada que tenga en cuenta los efectos del EPOC, recomendamos acudir a un nutricionista.
Cómo entrenar para llegar al EPOC
No existe una rutina fija de entrenamientos con la vista puesta en desencadenar los efectos del EPOC. Sin embargo, de forma general podemos decir que se ha de alcanzar una intensidad alta en cada sesión. Una de las vías para lograrlo es intercalar ejercicios ‘tranquilos’ (carrera ligera) con otros de mayor exigencia (sprints).
También hay que prestar atención a la duración del entrenamiento. De poco sirve entrenar 30 minutos con la misma intensidad todos los días: al principio se notarán efectos en forma de reducción de peso y sensación de cansancio, pero pronto el organismo se acostumbrará a dicha rutina y reducirá el consumo de energía, como consecuencia de la mejora de la capacidad física. En ese sentido, es mejor entrenar por encima de los 45 minutos e intercalar días de descanso. En estos casos, el EPOC aparecerá no necesariamente como resultado de una mayor intensidad del ejercicio, sino como respuesta a un esfuerzo prolongado.
Y tú, ¿has probado ya los efectos del afterburn? ¿Cuál ha sido tu experiencia?